domingo, 21 de enero de 2018

2018 01 21 A Llanear.

Mola Mazo el Torno.


Quedamos ese Domingo para ir a llanear por dos reales, yo no vi mas que curvas y montes, en un descanso me dijeron que iban a entornar el mazo al dueño de una cueva y marchar luego deprisa y que lo de llanear se la bufaba. 
Nada que no acierto una, el tema es que salimos por el Concejo de Llanes, parando en el mirador de Rales, para subir el Mazucu, ver la cueva de Caldueñín, subir el torno y bajar a Pría a ver los bufones. Lo mismo tengo que hacer una visita al otorrino.
A esta salida acuden a la llamada de Alejandra y Dani, aparte de nosotros,  Elisa  Miguel e Ignacio.
Un presagio de que vamos a zona de combate.
 Llegamos al primer descanso, Ignacio y yo ya empezamos como
 el......y el......
No se que dijo de un Cabrón. pero hace ya tiempo que los dejamos atrás ocupando los carriles.
Desde la distancia un acercamiento.
MI ATALAYA
Te alejas y te acercas a mi vida
como en un zoom que alegra la pantalla,
como el fulgor que enciende la metralla,
como en una continua despedida.
Y en la púrpura niebla atardecida
que inunda de fulgores la atalaya
desde donde comando mi batalla,
me convierto de pronto en almicida.
Porque te vas y vienes, te conjuro
a volar por los cirros de febrero 
y en órbitas astrales disolverte.

Que yo me esconderé detrás del muro
de mi cuerpo sin alma, donde quiero
que nadie, ni la brisa, me despierte.
María del Carmen Guzmán Ortega.
  Subimos el Mazucu


  
para ver la cueva de Caldueñín que nos guiña un ojo.
LA CUEVA
Es de piedra su piso como el techo
y las paredes. Seriedad de roca
tiene su cara que el temor provoca
cuando yace callada en turbio lecho.
Sobre su techo crecen el helecho,
que su tapia sin mármoles disloca,
y el cacto que se eriza cuando evoca
la fértil mansedumbre del barbecho.
De piedra son sus rasgos y de piedra
sus perfiles oscuros que con hiedra
la entrada a su recinto desfigura.
Por la espesa agonía de su calma
se pudiera decir que toda su alma
se formó de insensible graba dura.
Francisco Henriquez.
   
  
  Que mal pensados.
  Continuamos la ruta.
   MONTAÑA
Yo sólo sé que soy de la montaña.
De donde son las rocas, los caminos.
De donde ruge por la noche el frío
sobre escarcha de musgo y de neblina.

De donde brota el aire, mensajero
del manantial dormido en la espesura.
De donde traza surcos el arado
hasta llegar al corazón del hombre.
De donde brama -monstruo de la noche- 
y estalla de furor entre las cumbres
la tormenta feroz del ventisquero.
Pariente de estos seres diluviales
también el hombre en las alturas mora.
Yo solamente soy de la montaña.
Pablo Mora.

Llegamos al Alto del Tornu,

y esperamos al repostero.


Subimos para hacer otro acercamiento










mientras otros se alejaban.

hacia donde se mezclan los azules.

Y continuamos hasta
Llamigu, o no, para bufar.
Cerrando los ojos
Huyo del mal que me enoja
buscando el bien que me falta.
Más que las penas que tengo
me duelen las esperanzas.

Tempestades de deseos
contra los muros del alba
rompen sus olas. Me ciegan
los tumultos que levantan.
Nido en el mar. Cuna a flote.
La flor que lucha en el agua
me sostiene mar adentro.
y mar afuera me lanza.
Cierro los ojos y miro
el tiempo interior que canta.
Manuel altoaguirre.
(Los bufones que hacen sonreír a Monna Lisa saben canciones
que ha tiempo en los bosques de Grecia decía la risa de la brisa.)
Rubén Darío

Saludos.