martes, 19 de agosto de 2014

2014 08 19 La Mañana en Jaca.

Jaqueando sin ordenador. 


Esta vez el hombre del tiempo o la mujera de la tiempa, se equivocó , daban lluvias por todo Huesca tocaba descansar, al asomarnos a la terraza las nubes negras nos dejaron boquiabiertos, ya no había mas que hacer la comida estaba encargada, hala a pasear bajo la lluvia antes de comer, cogimos el paraguas y a la calle.

A ver los ciervos de la Ciudadela,
  A la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen 









aquí estaba concentrada todo el agua de la lluvia anunciada.
A la Ermita de Sarsa


En 1972, los restos conservados de la ermita de Sarsa, de origen románico, fueron trasladados desde su emplazamiento original en Villar de Sarsa.










la Iglesia de San Salvador y San Ginés de las Benedictinas,  acceso gratuito, muy atentas y amables a la entrada. 


En ella se encuentra el sarcófago de la Infanta Doña Sancha, hija del Rey aragonés Ramiro I. Este sarcófago es considerado como unas de las mejores muestras del arte funerario románico, en su interior se conservan los restos de Doña Sancha, Urraca y Teresa.

El sarcófago se trasladó desde la Iglesia de Santa María de Santa Cruz de la Serós a Jaca, metida en un arca y sobre rodillos de madera el trayecto se realizó en mas de tres días.


 Las pinturas datadas hacia el 1200, fueron arrancadas y pasadas a lienzo.
Sueldo Jaqués recibido por la orden en premio a la protección del patrimonio y (hucha) limosnero. 


De ahí a la Catedral de San Pedro
Como un sueño de piedra, de música callada,
desde la flecha erguida de la torre
hasta la lonja de anchas losas grises,
la catedral extática aparece,
toda reposo: vidrio, madera, bronce,
fervor puro a la sombra de los siglos.

 Una vigilia dicen esos ángeles
y su espada desnuda sobre el pórtico,
florido con sonrisas por los santos viejos,
como huerto de otoño que brotara
musgos entre las rocas esculpidas.
Aquí encuentran la paz los hombres vivos,
paz de los odios, paz de los amores,
olvido dulce y largo, donde el cuerpo
fatigado se baña en las tinieblas.


Entra en la catedral, ve por las naves altas
de esbelta bóveda, gratas a los pasos
errantes sobre el mármol, entre columnas,


hacia el altar, ascua serena,
gloria propicia al alma solitaria.
Como el niño descansa, porque cree
en la fuerza prudente de su padre;
con el vivir callado de las cosas
sobre el haz inmutable de la tierra,
transcurren estas horas en el templo.


























No hay lucha ni temor, no hay pena ni deseo.
Todo queda aceptado hasta la muerte
y olvidado tras de la muerte, contemplando,
libres del cuerpo, y adorando,
necesidad del alma exenta de deleite.

Apagándose van aquellos vidrios
del alto ventanal, y apenas si con oro
triste se irisan débilmente. Muere el día,
pero la paz perdura postrada entre la sombra.

El suelo besan quedos unos pasos
lejanos. Alguna forma, a solas,
reza caída ante una vasta reja
donde palpita el ala de una llama amarilla.

Llanto escondido moja el alma,
sintiendo la presencia de un poder misterioso
que el consuelo creara para el hombre,
sombra divina hablando en el silencio.
Luis Cernuda.






























Acabada la visita a la Catedral al salir hacía bueno, paseamos bajo la imaginaria lluvia y decidimos salir de ruta después de comer, pero eso será en otra crónica.

4 comentarios:

  1. Bueno, bueno, bueno.. Para lo que está dando este viaje!! Preciosos monumentos y preciosos versos..
    La lluvia en Jaca no es lo mismo.
    Abrazotes.

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  2. Cernuda magnífico, extraordinario poeta, cuando sus versos se juntan a algo bonito sale una maravilla.

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  3. En Jaca estuve,
    que de noche fué.
    La vez que vuelva,
    ya de día serà.
    Saludos cordiales.

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  4. Vuelve de día vuelve, que hay mucho que ver.

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